- La sala, colmada, celebró una noche de virtuosismo y calidez en la que el público fue testigo de una nueva dramaturgia del concierto romántico.
- Sin un director entre el solista y la orquesta, el tiempo se articuló desde el teclado: el resultado fue excelente.
La sala, colmada, celebró una noche de virtuosismo y calidez en la que el público fue testigo de una nueva dramaturgia del concierto romántico.Sin un director entre el solista y la orquesta, el tiempo se articuló desde el teclado: el resultado fue excelente.
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